Baterías de coche eléctrico: ¿Por qué las baratas salen más caras?

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El alto coste de cambiar la batería en coches eléctricos: un factor poco conocido

Uno de los principales atractivos de los coches eléctricos es su bajo mantenimiento, debido a la ausencia de mecánica compleja. Sin embargo, un aspecto que pocos usuarios conocen es que el reemplazo de la batería puede resultar extremadamente caro, especialmente en los modelos más económicos, donde el precio de la batería puede superar el valor total del vehículo.

¿Por qué las baterías son tan caras?

El coste de cambiar la batería de un coche eléctrico varía considerablemente según la marca, el modelo y la capacidad del paquete de baterías. Actualmente, los precios pueden oscilar entre 5.000 y 20.000 euros, aunque en algunos modelos de lujo o con baterías de gran tamaño pueden superar los 30.000 euros. Por ejemplo, cambiar la batería de un MG 4 Luxury puede representar el 83% del precio del coche nuevo, mientras que en un BMW i4 el coste es más proporcionado al valor del vehículo.

Este coste tan elevado supone un gran freno para la compra de coches eléctricos de segunda mano, ya que los futuros propietarios temen afrontar un reemplazo costoso fuera de garantía.

Diferencias significativas entre modelos

Los coches eléctricos más asequibles, como el Dacia Spring o el Peugeot e-208, presentan baterías cuya sustitución puede llegar a costar más de 9.600 y 17.300 euros respectivamente, lo que resulta sorprendente si se considera que el precio de compra de estos coches ronda los 18.000 y 25.000 euros. En cambio, vehículos eléctricos de mayor gama, como el Tesla Model 3 o el Polestar 2, tienen baterías mucho más económicas por kilovatio hora, reflejando una disparidad que no siempre está justificada por la tecnología o capacidad.

También los motores pueden ser caros

Además de las baterías, otros componentes como los motores eléctricos pueden alcanzar precios desorbitados. Por ejemplo, los motores delanteros de modelos populares como el Peugeot e-208 llegan a costar cerca de 10.500 euros, mientras que un motor similar de Tesla cuesta menos de 2.300 euros, sin que esta diferencia se traduzca en una mayor eficiencia o potencia.

Restricciones en la reparación y su impacto

Los fabricantes suelen imponer restricciones que dificultan la reparación independiente, como la necesidad de software específico y herramientas exclusivas, que no están al alcance de talleres independientes. Esto obliga a los usuarios a recurrir a concesionarios oficiales, incrementando el precio de las reparaciones y limitando la opción de mantenimiento económico.

Como consecuencia, las aseguradoras suelen declarar siniestro total un vehículo eléctrico ante el más mínimo daño importante en la batería o el motor, ya que el coste de reparación supera el valor residual del coche. Esto lleva a un achatarramiento prematuro, con el consiguiente impacto ambiental negativo derivado de fabricar un nuevo vehículo y desechar uno en buen estado.

Impacto ambiental y sostenibilidad

Aunque la producción inicial de un coche eléctrico genera una huella ambiental mayor que la de un vehículo de combustión, esta diferencia se amortiza a lo largo de su vida útil. Por ello, es fundamental que un coche eléctrico se mantenga activo el mayor tiempo posible para maximizar sus beneficios ambientales, evitando sustituciones prematuras que solo aumentan las emisiones contaminantes.

Herramientas para elegir el coche eléctrico adecuado

Para quienes están considerando adquirir un coche eléctrico, existen herramientas personalizadas que permiten comparar modelos en función de las necesidades individuales, precio, autonomía y puntos de carga, facilitando una elección informada y adaptada a cada situación.

En conclusión, aunque el mantenimiento habitual de un coche eléctrico suele ser más económico que el de uno de combustión, el elevado coste de cambio de batería y otras piezas claves representa un desafío importante, especialmente en vehículos más asequibles. Sin embargo, las tendencias actuales apuntan a una reducción gradual de estos costes en los próximos años, lo que podría mejorar la viabilidad y sostenibilidad de estos vehículos.