Europa flexibiliza la prohibición total de motores térmicos para 2035
La Unión Europea ha dado un giro inesperado en su política medioambiental referente a los vehículos con motor de combustión interna. Según declaraciones recientes del presidente del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, la prohibición total de la venta de nuevos coches con motores térmicos en 2035 ya no se mantendrá tal cual estaba prevista. Este cambio abre nuevas perspectivas para la industria automotriz y quienes prefieren estos vehículos.
Un cambio clave en la meta de reducción de emisiones
En una entrevista con un medio alemán, Weber confirmó que el objetivo inicial de reducir en un 100 % las emisiones de CO₂ para 2035 ha sido modificado a un 90 % de reducción. Esto significa que, aunque el uso de vehículos más limpios seguirá siendo la prioridad, se permitirá la comercialización de coches con motores de gasolina y diésel más allá de 2035, en un límite del 10 % de las ventas totales.
¿Qué implica esta medida para el futuro de los motores de combustión?
La Comisión Europea anunciará en las próximas semanas si mantiene o flexibiliza formalmente la prohibición de vender motores térmicos nuevos desde 2035. Varios comisarios y líderes políticos, incluyendo a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión, han señalado que no habrá una prohibición estricta. Esta decisión se fundamenta en la protección del empleo en la industria y en la necesidad de una transición más gradual.
Reducción del 90 % en emisiones: un umbral técnico con consecuencias prácticas
Este 90 % de reducción significa que las emisiones medias de CO₂ de todos los vehículos vendidos por una marca no podrán superar los 4,5 g/km, lo que equivale a un consumo promedio extremadamente bajo de aproximadamente 0,20 litros por 100 km. Para cumplir con esta exigencia, las marcas deberán electrificar la mayoría de sus modelos mediante híbridos enchufables, eléctricos con autonomía extendida o vehículos totalmente eléctricos.
Opciones para cumplir con los nuevos requisitos
Hay dos rutas principales para que los fabricantes cumplan con esta meta:
- Electrificación masiva: Incrementar la venta y producción de vehículos eléctricos y híbridos, dejando que el porcentaje de motores térmicos sea marginal.
- Uso de combustibles sintéticos: A pesar de ser una opción teórica viable, los combustibles sintéticos, como los eFuels y biocarburantes, enfrentan retos de producción industrial limitados, altos costos y eficiencia energética cuestionable, además de competir con la aviación por su uso prioritario.
Impacto político y económico de la flexibilización
Este nuevo enfoque ha sido bien recibido por varios gobiernos europeos, especialmente Alemania, Italia y Polonia, que temían pérdidas significativas de empleo y producción en la industria automotriz. La flexibilidad en la normativa asegura la continuidad de la fabricación y venta de motores térmicos, aunque bajo condiciones muy estrictas en cuanto a la reducción de emisiones.
En resumen, aunque el fin definitivo de los motores térmicos se aleja con esta decisión, el compromiso con la reducción drástica de emisiones de CO₂ establece un futuro donde la transición hacia vehículos más sostenibles es ineludible, pero con un enfoque más pragmático y gradual para los próximos años.
