Ford cancela la F-150 Lightning eléctrica y replantea su estrategia de vehículos eléctricos tras pérdidas millonarias
Ford ha anunciado la cancelación definitiva de su popular pick-up eléctrica, la F-150 Lightning, apenas tres años después de su lanzamiento en 2022. Esta decisión responde a una caída significativa en las ventas y a una reevaluación estratégica de la compañía frente a las condiciones del mercado y las políticas gubernamentales recientes. Además, la firma ha informado sobre un ajuste contable de 19.500 millones de dólares asociado a la cancelación de modelos y proyectos eléctricos que habían sido puestos en marcha en los últimos años.
Cancelaciones y pérdidas millonarias en la nueva generación eléctrica
La F-150 Lightning no es el único modelo afectado: Ford ha decidido cancelar casi toda su nueva generación de vehículos eléctricos planeados para lanzarse hasta 2030, incluyendo la sucesora de la F-150, identificada internamente como modelo T3, y varias furgonetas eléctricas programadas. Este cambio drástico obedece a un contexto de mercado adverso donde los eléctricos grandes pierden rentabilidad.
El impacto económico de esta reestructuración se desglosa en 8.500 millones de dólares por la cancelación de modelos eléctricos, 6.000 millones relacionados con la disolución de la joint venture con la empresa surcoreana SK On para baterías, y 5.000 millones adicionales ligados a gastos del programa eléctrico de la marca. En conjunto, suman los 19.500 millones que Ford reportó en ajuste.
Motivos detrás del cambio: caída de ventas y fin de incentivos
Una de las causas principales de esta recalibración fue la eliminación de las ayudas para la compra de vehículos eléctricos puros por parte del gobierno de Estados Unidos, que contaban con incentivos de hasta 7.500 dólares. La retirada de estos beneficios fiscales a finales de septiembre de 2025 provocó una caída abrupta en las ventas del 40% para autos eléctricos, afectando especialmente a modelos grandes como la F-150 Lightning.
En 2025, las ventas de la F-150 Lightning sumaron 25.583 unidades hasta noviembre, marcando una caída del 10% con respecto al año anterior, y muy por debajo de las expectativas iniciales de producción y demanda. Todo esto llevó a Ford a replantearse la viabilidad de seguir apostando por eléctricos de gran tamaño con altos costos de fabricación.
Nuevo enfoque: híbridos, autonomía extendida y gasolina
Para afrontar esta situación, Ford ha decidido impulsar principalmente la producción de vehículos híbridos y vehículos con autonomía extendida, que combinan motores de gasolina con baterías eléctricas para recargar, ofreciendo mayor rango de operación. Por ejemplo, el reemplazo de la F-150 Lightning será una versión con motor gasolina para extender la autonomía, con un rango estimado de 1.125 km.
Se estima que para 2030, la mitad del catálogo de Ford estará compuesto por híbridos y vehículos eléctricos con autonomía extendida, frente al 17% actual, buscando un equilibrio entre inversión, rentabilidad y demanda de mercado.
Reorientación industrial y proyección a futuro
Junto con dicho cambio, Ford adaptará sus plantas en Kentucky y Michigan para fabricar sistemas de almacenamiento de energía, un sector en alza gracias a la creciente demanda de infraestructuras para centros de datos y aplicaciones relacionadas con la inteligencia artificial.
La compañía mantiene su interés en desarrollar vehículos eléctricos pequeños y accesibles, cuyos lanzamientos están previstos para 2027, en línea con la tendencia global hacia automóviles eléctricos más compactos y asequibles.
Impacto en la industria y contexto global
La decisión de Ford se enmarca en un panorama más amplio donde otros fabricantes importantes, como General Motors y Stellantis, también han reducido o cancelado proyectos eléctricos de gran tamaño. En Europa, pese a que la regulación indica un fin progresivo de los vehículos con motor de combustión para 2035, se observan indicios de flexibilización.
En resumen, Ford ajusta su estrategia para adaptarse a un mercado eléctrico todavía en desarrollo y sujeto a cambios en las políticas y preferencias de los consumidores, pasando de un enfoque casi exclusivo en eléctricos puros hacia una combinación más diversificada con híbridos y vehículos de gasolina con sistemas eléctricos integrados.
