El sonido artificial en los coches modernos: una realidad que complica la mejora del audio
En la actualidad, mejorar el sistema de audio de un vehículo —ya sea añadiendo un subwoofer más potente, un amplificador de mejor calidad o simplemente buscando darle más vida a la música— se ha convertido en un reto inesperado para muchos usuarios. Esto se debe a la introducción del sonido falso de motor que se transmite por los altavoces. Lo que comenzó como una forma de realzar la experiencia deportiva del coche se ha convertido en un componente profundamente integrado en la electrónica del vehículo, tan complejo que eliminarlo casi exige una ingeniería inversa especializada.
La prioridad de las marcas: seguridad y alertas por encima del audio musical
Según expertos del sector, como Ken Ward de Elettromedia SpA, para los fabricantes de automóviles el aspecto musical es secundario. Lo primordial son sistemas de seguridad, telefonía y las alertas esenciales para la conducción. Con la normativa actual que exige motores más silenciosos y el diseño de vehículos eléctricos o híbridos, el sonido sintético diseñado por algoritmos se ha convertido en la norma para dar una sensación acústica característica, manteniendo al mismo tiempo el cumplimiento legal y la seguridad.
De motores ruidosos a sonidos programados
Hasta hace pocos años, el ruido de un motor provenía directamente de procesos mecánicos como la combustión, la admisión de aire, el escape o la vibración del turbo. Sin embargo, hoy en día, independientemente de si el coche es gasolina, diésel, híbrido o eléctrico, el sonido interior es mayormente artificial.
Esto es resultado de varias normativas europeas que limitan el ruido exterior, la mejora del aislamiento acústico de la carrocería y la implementación de filtros anticontaminación más estrictos. Para compensar la pérdida del carácter natural del motor, se ha popularizado el sistema Active Sound Design (ASD), que genera un sonido del motor simulado en tiempo real, adaptándose a la carga, modo de conducción y otras variables.
Ejemplos en la industria
Marcas reconocidas utilizan esta tecnología de formas diferentes: BMW la usó para amplificar el sonido del V8 en el M5 F10; Porsche la optimiza con algoritmos en modelos eléctricos como el Taycan; y Toyota la utiliza en híbridos para dotarlos de una presencia sonora más notable. El resultado final es que el “motor” suena como decide el procesador electrónico y no como realmente se comporta.
Una consecuencia común es que, al instalar un subwoofer con capacidad para reproducir frecuencias bajas (como los 50 Hz, fundamentales en sonidos sintéticos), el volumen del ruido del motor digital puede dispararse, generando un efecto molesto y poco natural que no puede ser eliminado fácilmente desde el sistema del vehículo.
Desafíos para los usuarios y técnicos: acceso limitado a los sistemas internos
Antes, existía un método sencillo para evitar estos sonidos, que consistía en desconectar el cable que enviaba información de las revoluciones por minuto (rpm) al sistema de audio. Ahora, la información viaja a través de una red interna del coche, mezclada con múltiples datos, haciendo imposible desconectar físicamente ese sonido sin afectar otros sistemas.
Además, la cancelación activa de ruido (ANC), que mejora el confort al reducir ruidos externos, comparte hardware con el sonido sintético y sistemas de seguridad. Esto significa que manipular uno de estos sistemas puede afectar funciones tan importantes como el manos libres o llamadas de emergencia, impidiendo que el usuario desactive el sonido falso del motor sin consecuencias negativas.
Sonido sintético más allá de los coches de lujo
Contrariamente a lo que se podría pensar, este problema no está limitado a vehículos premium. Incluso coches populares como el Chevrolet Silverado incluyen sonido de motor sintético, y muchas veces los usuarios no encuentran forma de apagarlo, incluso si desean personalizar completamente el audio de su coche.
Impacto de las normativas europeas y el futuro del sonido en el interior del vehículo
La regulación europea sobre el sonido exterior ha hecho que los motores sean cada vez más silenciosos, creando un vacío acústico que los fabricantes llenan con sonidos artificiales para mantener la experiencia de conducción tradicional. Estas soluciones se extienden a motores turbo, diésel y, por supuesto, a motores electrificados.
Compañías como Volkswagen, Ford, Toyota y Hyundai integran estos sistemas junto con equipos de audio de alta calidad provenientes de fabricantes especializados, generando una doble capa: la musical y la funcional. Cuando hay conflicto, el sistema artificial siempre tiene prioridad, complicando la labor de los instaladores de audio aftermarket.
Propuestas para mejorar la experiencia del usuario
Para expertos del sector, la solución ideal sería que los fabricantes ofrecieran un interruptor físico o un menú avanzado que permitiera desactivar completamente tanto el sonido sintético del motor (ASD) como la cancelación activa de ruido (ANC). Esto facilitaría la personalización, reduciría costos y mejoraría la experiencia auditiva del conductor. Sin embargo, por motivos de seguridad, control y costes, las marcas prefieren mantener estos sistemas integrados y difíciles de modificar.
En conclusión, el sonido artificial en los vehículos forma parte ya de la experiencia oficial, y los técnicos de instalación deben actuar casi como ingenieros inversos para adaptar y mejorar el audio dentro de estas limitaciones técnicas complejas.

