El líquido refrigerante, compuesto generalmente por una mezcla de glicol, agua y aditivos, es fundamental para el correcto funcionamiento del motor del coche durante todo el año. Aunque su nombre sugiere que solo sirve para enfriar, también juega un papel clave en invierno al proteger el motor contra la congelación y evitar la corrosión interna.
Es importante entender que el líquido refrigerante no está diseñado para durar toda la vida útil del vehículo. Con el tiempo, este se oxida, acumula suciedad y pierde sus propiedades esenciales como la capacidad de refrigerar, proteger contra la corrosión y evitar el congelamiento. Cuando esto ocurre, el fluido no circula adecuadamente, lo que puede causar problemas de sobrecalentamiento y dañar las juntas por la acidez acumulada. Por ello, es indispensable realizar un cambio periódico del líquido refrigerante.
¿Por qué es necesario cambiar el líquido refrigerante?
El refrigerante contiene entre el 50% y el 70% de agua y entre el 30% y el 50% de etilenglicol, junto con aditivos específicos para prevenir la corrosión en el sistema de refrigeración. El color del anticongelante suele variar entre verde y rojo, dependiendo del fabricante del vehículo.
Cuando el líquido refrigerante no se reemplaza, pierde sus propiedades antioxidantes y la corrosión puede instalarse, generando partículas de óxido que obstruyen los conductos del sistema. Esta obstrucción limita la circulación del refrigerante, lo que puede derivar en un sobrecalentamiento del motor y posibles daños graves. Por eso, cambiar el líquido regularmente ayuda a mantener la salud del motor y evita fallos prematuros.
¿Cada cuánto tiempo se debe cambiar el líquido refrigerante?
La vida útil del líquido refrigerante varía según su tecnología de fabricación y el tipo de aditivos que contiene. En general, los fabricantes de líquidos y vehículos recomiendan reemplazarlo cada 2 a 4 años, aunque esta frecuencia también depende mucho del uso del coche.
Para vehículos que recorren menos de 10.000 km por año, se aconseja renovar el refrigerante aproximadamente cada tres años. Por otro lado, para coches que superan esa distancia anual, lo ideal es hacer el cambio cada 30.000 km aproximadamente.
Indicadores para saber cuándo cambiar el refrigerante
Existen señales claras que indican que es momento de cambiar el líquido refrigerante. Por ejemplo, si el líquido adopta un color marrón, es señal de que está sucio y es necesario vaciar y purgar el circuito. Además, si se enciende la luz de advertencia del refrigerante en el salpicadero, esto puede significar que el motor está sobrecalentado, que el nivel del líquido es bajo o que la calidad del refrigerante ha disminuido.
¿Se puede usar agua en lugar de refrigerante?
En casos de emergencia muy puntuales, es posible sustituir temporalmente el líquido refrigerante por agua para poder desplazarse unos pocos kilómetros hasta un taller o gasolinera. Sin embargo, esta práctica no es recomendable para uso prolongado, ya que el agua no tiene las propiedades anticorrosivas ni anticongelantes y puede favorecer la formación de cal en el sistema de refrigeración, además de que se congela con facilidad en invierno.
Para mantener el motor en óptimas condiciones y evitar problemas, la recomendación clave es seguir siempre las indicaciones del fabricante del vehículo y respetar los intervalos de cambio sugeridos para el líquido refrigerante, adaptándolos a las condiciones de uso del coche.
