Eliminando ruidos: el tubo de escape.

La evolución del mundo del automóvil es la que es, y cuenta con detractores e impulsores. Cuando ya parece claro que el futuro será primero híbrido y luego 100% eléctrico, los coches con motor de combustión afrontan cada año estrictas dietas en cuanto a consumos y emisiones de gases contaminantes. Ahora, además de eso, se tendrán que enfrentar a otra dieta más: el ruido del tubo de escape.

A partir de  2016 la Unión Europea planea reducir el volumen del  tubo de escape para favorecer una reducción general de la contaminación acústica en las grandes ciudades.

Como es lógico hay reacciones de todo tipo: a favor, en contra y totalmente en contra. Lógicamente, reducir el volumen de los sonidos del tubo de escape influye de forma positiva en la tranquilidad de los centros de las grandes ciudades. El ruido del tráfico será menor, y los nervios de los vecinos entrarán en una fase de vida más relajada.

Por otro lado, para los amantes de los motores y el ruido (entre los que me incluyo, pero siempre en el escenario adecuado como un circuito), esto irá contra el espíritu del automóvil. Para otros solo significará que aumentarán los atropellos en las ciudades. ¿Quién acierta?

Menos intensidad sonora para reducir el estrés por el ruido del tráfico

Vamos por partes. Lo que quiere la UE es que los coches híbridos y eléctricos suenen más fuerte, y que los de motor de combustión bajen la intensidad del sonido del tubo de escape de 74 dB a 68 dB. Esto es reducir por cuatro esa intensidad de sonido, que no significa que los escuchemos “con un cuarto del volumen original”: se habla de la amplitud de la onda sonora.

Esta reducción no es tan severa como se quiere vender en algunos medios, debido a que nuestro oído percibe el sonido de una forma, por decirlo así, logarítmica.

Lo que está claro es que esa reducción es significativa para contribuir a reducir la contaminación acústica en las ciudades. Se estima que la mitad de la población urbana de la UE está expuesta continuamente a ruidos de unos 55 dB. Esta exposición continua a “ruido causado por el tráfico puede producir estrés, cansancio, alterar el buen funcionamiento de los órganos y provocar el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

La reducción de ruido del tubo de escape será progresiva, en tres fases, y aplicará de forma no retroactiva, es decir, solo afectará a los vehículos nuevos de cada período. Como nota curiosa, existe una propuesta que va en la línea del etiquetado energético que es que se “pide fomentar el uso de etiquetas para informar al consumidor del nivel de ruido de los coches nuevos”.

Lo realmente interesante es que podremos acercarnos a ese deseo que existe en los centros de las grandes ciudades: reducir el dichoso ruido del tráfico.

 

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Reduccion de ruidos en los tubos de escapes
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Nueva normativa de la U.E. para la reduccion de ruidos en los escapes.
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