Daihatsu, filial de Toyota, ha admitido haber mentido en las pruebas de seguridad de 64 coches durante 30 años. Entre ellos, hay más de 20 de Toyota, lo que ha dañado la reputación del mayor fabricante de coches del mundo.
Las irregularidades se descubrieron en abril de 2023, cuando Daihatsu reconoció haber manipulado las pruebas de colisiones laterales de 88.000 coches, la mayoría Toyota Yaris para Tailandia y México. En estos coches, Daihatsu modificó el interior de las puertas para que los airbags se desplegaran correctamente en las pruebas, pero en un accidente real podrían causar lesiones a los ocupantes.
La investigación posterior reveló que Daihatsu había estado realizando este tipo de prácticas desde 1989. En total, Toyota ha detectado 174 casos de manipulación de datos, declaraciones falsas o modificaciones indebidas de vehículos para pasar las pruebas de certificación de seguridad.
De los 64 modelos afectados, 22 son de Toyota. También hay tres motores en la ecuación, uno de ellos también de Toyota. La mayoría de estos modelos se venden en América Latina o el Sudeste Asiático. En Europa, el único coche afectado es el Toyota iQ, que estuvo en producción entre 2008 y 2015.
El escándalo ha tenido consecuencias inmediatas para Toyota. Las acciones de la compañía han caído y ha tenido que detener la producción en las plantas de Daihatsu. Además, Toyota ha anunciado una restructuración global de su filial.
Toyota ha prometido cooperar con las autoridades para garantizar que no haya más casos similares, pero el daño reputacional ya está hecho. Será difícil que Toyota recupere la confianza de los consumidores.
Este escándalo es un duro golpe para Toyota, una marca que siempre ha sido reconocida por su fiabilidad y seguridad. Las irregularidades descubiertas ponen en duda la calidad de los coches de la compañía y podrían afectar a sus ventas en todo el mundo.
Toyota debe tomar medidas contundentes para abordar este problema. La restructuración de Daihatsu es un buen comienzo, pero la compañía también debe investigar a fondo lo sucedido y tomar medidas para evitar que vuelva a ocurrir.
Además, Toyota debe comunicar de forma transparente a los consumidores lo que ha sucedido. La compañía debe explicar qué modelos están afectados por las irregularidades y qué medidas va a tomar para garantizar la seguridad de sus clientes.
